Iniciarse en el mundo de la danza, excepto raros casos en los que el alumno tiene un profesor particular y esto no es normal ni mucho menos, significa ingresar en una escuela de danza.
Muchas personas se preguntan cuál es la diferencia entre el baile y la danza, y una de las distinciones radica en el concepto de clásico. Pero aunque parezca que queda más claro, en efecto los valores y preceptos de la danza clásica llevan siglos instaurados y hay un detalle fundamental que no puede pasarse por alto, la edad.
En cualquier momento se puede empezar a aprender a bailar determinadas disciplinas y además los bailes suelen ir ligados a determinados ritmos de música, lo cual hace que ir a una escuela de baile ofrezca posibilidades para todos los públicos, incluidos niños y mayores.
Sin embargo, las clases de danza clásica deben comenzarse desde niños y no más allá de los 9 años, razones ya de sobra conocidas por padres y niños que se inclinan por iniciar el rumbo desde los 3 años. Y aunque hay colegios donde es una actividad de baile para pequeños y desde donde es posible que parta la afición, pasión y vocación de algunos de ellos, hay más personas que acuden a los centros de baile con otras expectativas.
Popularmente al público que no tiene expectativas profesionales basadas en el baile, aunque no sea clásico, poco le importa que el centro donde acude para aprender a bailar se llame escuela de danza o escuela de baile. Aunque es cierto que lo segundo tiene un sentido más moderno, más indicado para un público joven, y en muchos casos también recoge a un perfil de usuarios sin otras pretensiones fuera del ocio, mantenimiento y disfrute de una afición nueva.
Una vez elegido el centro, previamente se han elegido las disciplinas favoritas si la motivación es como alternativa al gimnasio. Si el objetivo es profesionalizarse, el sistema será formativo y académico, con profesores que instruyen tanto en materias como en práctica, sobre todo en práctica.
En niveles de iniciación, intermedio o avanzado, los alumnos de danza clásica no tienen mucho en común con los usuarios de una escuela de baile contemporáneo y moderno. Los estilos actuales que se instalan en las escuelas y centros para aprender a bailar son los que atraen a buena parte de adolescentes y jóvenes, pero sus inclinaciones hacia el baile no pasan por querer actuar algún día en un ballet.
Son dos mundos paralelos que raramente llegan a tocarse, más bien discurren en carreras dispares que nunca coincidirán en un escenario. Pero es el usuario quien toma la iniciativa entre elegir escuela de danza, con opciones varias, y centro de baile con otras tantas.
Y después de las clases de danza (u otro deporte), para tratar eventuales dolencias, podríamos recurrir a varios métodos. Entre ellos la fisioterapia y la acupuntura, como la de http://www.beltrancarrillo.es/